Hace poco, estaba así , regresando el tiempo, recordando los primeros meses de mi hija. Hoy, totalmente en el lado opuesto me entero de la confirmación del asesinato de la universitaria Adriana Morlett Espinosa, cuyos restos - o parte de ellos- se encontraron en un paraje de la capital mexicana, las pruebas aplicadas por forenses exranjeros afirmaron que las pruebas de ADN dieron positivo.
El caso, por demás triste para la sociedad en general, pero principalmente para quienes en vida la quisieron, la trataron y siguieron de cerca, tiene muchas aristas, que deberán limar, las autoridades policiacas.
Los restos encontrados aparecieron hace casi un año, la investigación como sucede siempre en México tardo a tal grado que los padres de la estudiante de la UNAM, pensaron que querían darle carpetazo, ahora aún sabedores de que "ese ser de luz " como lo dijo su madre, no está con ellos: EXIGEN, AL IGUAL QUE CADA UNO DE NOSOTROS, QUE SE LLEGUE AL FONDO DE ESTE LABERINTO QUE PARECE PERDERSE EN EL TIEMPO. Tiempo por cierto muy breve, para borrarlo de la memoria social.
La muerte de Adriana, así como la de miles de jóvenes que se han dado en México los últimos años. A DESTIEMPO, tal como lo pauta de manera natural la ley de la vida, deja a los señores Morlett y a miles de hogares más en medio de un iceberg, por lo que debemos exigir desde todas las trincheras posibles, se esclarezcan éste y los demás asesinatos.
Morlett Espinosa estudiaba el tercer semestre de Ingenieria, en la Facultad de Arquitectura en nuestra aún máxima casa de estudios: Universidad Nacional Autónoma de México, motivo por el que alcanzó resonancia mundial, tocá tambien a Estudiantes y maestros de ésta Alma Mater exigir se presente a los responsables de lo que muchos califican como femicidio.
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