HOMELESS

Enrique.

No sé cual es la circunstancia que lo hizo alejarse de  una vida normal,  era un adulto mayor con trabajo - como muchos en la ciudad de Mérida, en donde se registra un gran número de personas de la Tercera Edad -.

Sin saber porqué, su trabajo de velador en un lote de autos usados le fue arrebatado sin más, ni más.

Desde entonces se convirtió en una persona sin hogar, y paso a formar parte del nivel máximo de exclusión social que realiza una sociedad moderna, al convertirse en " un sin techo".

En esta progresista ciudad del sureste del país, no existen políticas públicas de apoyo al anciano, ninguna autoridad se ha preocupado por ello. Afortunadamente para Enrique, todavía puede valerse por sí mismo.

Dice tener 72 años, su cuerpo tapizado de arrugas pero fuerte y delgado como una rama de bambú arrastra sus pies cansados diariamente en busca de los deshechos de otros que en sus manos se volverán el sustento diario.

Alguna asociación humanitaria de la ciudad - que no autoridad alguna - le dotó de un triciclo para transportar su fuente de vida.  Siendo velador me inquieto el hecho de que pese a su edad fuera un hombre lúcido y poseedor de un plática inteligente. Es pintor artístico, originario del Distrito Federal, tiene en la ciudad algunos hermanos, con quienes dice tener contacto. Enrique no presenta las desencadenantes comunes de los " sin techo", es una persona que lee, se relaciona con la sociedad que lo acepta - aún hay un gran sector de los seres humanos que rechazan a este tipo de personas, sin saber su valía - Está perdiendo el sentido del oído y ello es preocupante dado que se desenvuelve entre el tráfico vehicular de Mérida.

Tiene facilidad manual para muchas actividades, repara electrodomésticos y lo hace bien...

Este 1o. de octubre Yucatán tendrá otro gobernador esperemos pues que trabaje en favor de estas personas que como Enrique tienen que trabajar lo mismo bajo el intenso sol, que bajo copiosos aguaceros, en el gobierno que concluyó, nada se hizo al respecto.