Noche cerrada
ciega en el tiempo
verde como luna
apenas clara entre las luciérnagas.
Sigo la huella de mis pasos,
el doloroso retorno a la sonrisa,
me invento en la cumbre adivinada
entre árboles retorcidos.
Las yemas recién nacidas
de mi rojo corazón,
entonces,quizás,
oirás mi voz enceguecedora
como el canto de las sirenas;
te darás cuenta
de la soledad;
juntarás mi arcilla,
el lodo que te ofrecí,
entonces tal vez sabrás
cómo pesa el amor
endurecido.
2 comentarios:
que bello, bello, bello escrito...
abrazos!
Con ese barro seguramente se esculpió un amor más grande que su propio peso y más dulce que amargo, más limpio que la luna entre luciérnagas.
Un beso.
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