Dice tener 67 años, creo que tiene más...
se gana la vida vendiendo dulces y chocolates a la puerta de algún autoservicio, ó desgastando sus de por sí viejos tenis obscuros en alguna calle de esta ciudad...
En su vida no hay horarios...sale de su casa al bajar el sol, quizá a las 5, a las 6 ó a las 7...tuvo dos frutos pero se adelantaron en el camino, tiene un compañero - me cuenta que se cayó de un triciclo y no caminará más...
Yo en el fondo, creo que la explota...aún no lo conozco...
A las diez de la noche busca ayuda para parar el Bus...porque no alcanza a leer la Ruta...sus ojos como estrellas cansadas ya no le ayudan...
Así le conocí, en una gasolinera...el Huacho me pidió ayudarla, desde entonces le llevamos lo que podemos a su casita...sale contenta siempre, hoy fuimos a verla...se quejó de un dolor en las piernas...me miró las manos y me pidió de regalo un anillo...
"me has regalado un poquito de tu suerte", pues no ha sido mucha, pero la comparto gustosa - le dije -, bajo la mirada llena de luz de mi hijo.
¡¡ Que gran mentira le había dicho !!
8 comentarios:
Rosalmor, pasa por mi blog a retirar un premio en "comentarios".
Un abrazo fraterno.
Desde nuestra vida afortunada somos conscientes de otras vidas más en el límite o en el filo sin horarios y sin edad de jubilación. Me ha gustado tu sentida evocación de esa mujer que ha de luchar día a día. Un cordial saludo.
Menos mal que algunos ángeles se quedaron en la tierra para cuidar a los necesitados.
Me emociona.
Un beso.
Ha sido muy bello Rosalmor.. una gran fortuna también poder leerte;)
Un abrazo inmenso
Rosalmor, esta historia es un granito de arena en el médano que suma tantas de seres desprotegidos, en la más absoluta soledad.
Y eso sucede en cualquier punto del planeta, el escenario es el mismo, se repiten los personajes.
Rosalmor, un verdadero honor leer tu blog, te invito al mío con todo gusto.
Saludos.
Es cierto Rosalmor, nos quejamos de que no tenemos suerte (confieso que he sido de esas) pero la verdad es que tenemos mucha, tanta que ya la quisieran miles de gentes que en verdad les tocó vidas muy terribles...
tenemos comida, ropa, alguna comodidad, en nuestro caso, hijos hermosos, eso es tener un gran tesoro y una enorme suerte.
Besos.
Hola,
Me gusta en especial el relato de lo cotidiano. Me has trasladado a la casa de María Luisa y he deseado mirarme en la luz de sus ojos cansados.
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