" Con la bandera negra en el palo mayor,decorada con la clàsica calavera y las canillas cruzadas, sus barcas siniestras levantaban la proa entre espuma de sangre. Su legado es la leyenda del caribe. Ante su sòlo nombre, tiemblan en la Habana los españoles; en Kingston, los ingleses; en Martinica, los franceses; en Curacao, los holandeses; en el mar, los marinos; en la tierra, los ricos; y hasta en la sombra de los montes, las mujeres, los frayles y los niños..." Germàn Arciniegas.Argentina.
Rescataremos de los anales del tiempo esa etapa de piratas, hombres recios, intrèpidos, inmisericordes con sigo mismos. Ellos navegaron por mucho tiempo las bravas e inhòspitas aguas del caribe - incluìdo nuestro paìs -, dejando a su paso una estela de muerte, llanto y desesperaciòn pero tambièn edificaciones de piedra: los fuertes, que protegieron poblaciones de sus ataques sorpresivos,aunque estos los erigieron pobladores de los lugares que los piratas atacaron.
Estas edificaciones que aùn existen -aunque algunas tuvieron q dar paso a la modernidad como las murallas de Campeche
-, algunas derribadas y desaparecidas por la indiferencia de malos gobernantes. Se yerguen hermosas desde el popular puerto de Veracruz hasta el solitario e ignorado fuerte de Bacalar en el estado de Quintana Roo.
En el siglo XVII este fuerte fue atacado por piratas de varias nacionalidades que llegaban a sus costas resguardàndose de algùn temporal o buscando agua dulce y alimento.
El orìgen de la piraterìa y la visita de estos LOBOS DEL MAR a nuestras costas se origina cuando Inglaterra y España inician sus viajes en naves mercantes que finalmente se avocaron a la conquista del Nuevo Mundo de donde saquearon riquezas incalculables.
Los piratas asaltaban estas embarcaciones al regreso de los viajes ya que era cuando retornaban cargados de metales preciosos que eran canjeados a los indìgenas por cualquier baratija.
Se dice que estos bucaneros tomaron como guarida una isla cercana a Santo Domingo a donde fueron sometidos por autoridades españolas.
Ahì muchos encontraron lo que tanto habìan practicado en contra de otros: la muerte. otros escaparon a islotes cercanos a donde impusieron sus propias leyes, constituyendo una cofradìa a la que sòlo importaba el botìn.
De la historia de estos hombres daremos cuenta en varias entregas, conociendo màs de cerca a Jean Laffite, Molas y Mundaca, algunos de los màs famosos.Este ùltimo por ejemplo se asentò en la Isla de Mujeres a donde aùn existen restos de la mansiòn de piedra que construyò.
***Con anotaciones tomadas de publicaciones del CIQROO.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario