MORAIMA

Primera parte..

Esas historias que escuchamos en plàticas de cafè, a veces de sobremesa o simplemente entre amigos, nos transportan a èpocas remotas .....

Mercedes se acomoda en el sillòn, mientras se mece parsimoniosa bajo el atardecer sofocante q da paso a la brisa. El abuelo Scoffie fue terrible - dice con picardìa - estuvo a cargo de algunas plantaciones chicleras en el estado de Quintana Roo, y como buen varòn tenìa sus emocionantes aventuras de las q tarde nos enteramos.

En aquella època era comùn que llegasen a esos enormes sembradìos mujeres y hombres provenientes de islas del caribe que se jugaban su destino, desde que ponìan los pies sobre los barcos mercantes que iban de un lado a otro.

Muchos de ellos venìan con engaños, pagaban su travesìa y al final eran entregados a hacendados que pagaban por ellos, en una suerte de mercado de esclavos - sin nombrarlo de esa manera -.

Asì llegaron muchos y muchas q al final quedaban solos y rehacìan sus vidas con otros dando paso al mestizaje de sangres.

Esta es la historia de MORAIMA quien cuando empezò a crecer entre nosotros - contaba mi madre, dice Mercedes - reparamos en la diferencia con respecto a el color de su piel .No nos incomodaba, era y serà por siempre MORAIMA a la que sus diferentes rasgos fueron borrados por el amor fraternal que nos unìa.

Pero como siempre pasa, al ingresar a la escuela los compañeros comenzaron a molestarla , a recriminarla en su color de piel , ella lloraba y nosotros - decìa mamà - nos angustiàbamos pues hasta entonces nosotros no habiamos reparado en esa diferencia.

MORA, como la llamaban cariñosamente era alta, delgada, bella, con esa belleza natural de las mozas antillanas.

La inquietud de los compañeros nos fue transmitida a todos, pero pese a ello, sòlo nos veìamos entre sì cuando los compañeros le gritaban despectivamente q nunca serìa una Scoffie.

Ella, la màs preocupada, lloraba y le pedìa a mi abuela no regresar màs a la escuela y tambien q se le dijera su verdadero orìgen.

Mi abuela al fin cediò y le confesò q no era su hija de sangre pero si de crianza y ademàs del abuelo.